Al cumplirse su voluntad para la carta, el Papa Francisco fue enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor.
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Este evento marcó un momento significativo para el mundo católico, pues se despedía al Papa Francisco, quien fue el primer pontífice latinoamericano en guiar a la Iglesia Católica. La solemne ceremonia vio la participación de más de 200 mil personas en el Vaticano, que incluyó a dignatarios y jefes de estado de múltiples países alrededor del mundo.
Una vez que la Eucaristía se llevó a cabo, y tras la referencia ceremonial a la carta que expresó su deseo, el cuerpo del Santo Padre fue trasladado en un Papa móvil hacia la Basílica de Santa María la Mayor. Este lugar, que él mismo eligió para su descanso eterno, tiene un significado histórico, ya que es el primer pontífice en siglos que no será sepultado en el Vaticano. Desde hace 120 años, ningún Papa había tomado la decisión de ser enterrado fuera de las sagradas murallas vaticanas.
En concordancia con su vocación y su espíritu de servicio, en la Basílica de Santa María la Mayor también se destacó la presencia de personas pertenecientes a comunidades vulnerables. Este tipo de asistentes incluían a migrantes, personas transgénero, y las personas más desfavorecidas, a quienes el Papa siempre ofreció su apoyo y bendiciones. Su deseo de que estas comunidades estuvieran presentes en su despedida fue una muestra más de su compromiso con los que menos tienen.
Con estas decisiones históricas, el Papa Francisco dejó una huella imborrable no solo en la historia de la Iglesia Católica, sino también en el corazón de millones de católicos en todo el mundo, reconociendo la dignidad de los que a menudo son ignorados y brindándoles un espacio en el corazón de la congregación que él lideró. Así, el Papa Francisco se convirtió en el primer pontífice en la Iglesia Católica en tener un descanso eterno fuera de las muros del Vaticano.
