La violencia en la subregión de Catatumbo, ubicada en el norte de Santander, continúa costando vidas inocentes. El evento más reciente y trágico tuvo lugar en el área rural de Tibi, donde hombres armados perpetraron un brutal ataque que resultó en el asesinato de dos menores y un adulto. Las víctimas fueron identificadas como Tatiana y Karen Guillin, dos hermanas originarias de El Tarra, un municipio también situado en la región de Catatumbo.
El crimen horrendo se llevó a cabo específicamente en el Corregimiento de San Martín de Loba, y es ahí donde las autoridades locales fueron alertadas sobre los asesinatos. Según diversas fuentes policiales, un hombre, tanto menor como adulto, también recibió un disparo durante este ataque salvaje. La policía de Norte de Santander confirmó que los cuerpos de las jóvenes fueron trasladados para su identificación formal, proceso que, sin duda, es desgarrador para sus familias y la comunidad.
Este nuevo episodio de violencia en Catatumbo no es un hecho aislado, sino que ocurre en el marco de un resurgimiento de los conflictos armados en la región, donde los disidentes de FARC y el Ejército Nacional de Liberación (ELN) han incrementado sus actividades desde principios de este año. Catatumbo, que ya ha sido históricamente un epicentro de conflictos armados, se ha convertido en una de las áreas más peligrosas del país, con un alarmante número de víctimas civiles que refleja la severidad de la crisis humanitaria que atraviesa la región.
El alcalde de la policía en Norte de Santander ha expresado su profunda preocupación por el creciente clima de violencia en la región, que ha dejado en los últimos meses a un gran número de víctimas inocentes. “Dos menores fueron trágicamente víctimas de las balas y un hombre adulto perdió la vida en San Martín de Loba”, comentó, resaltando la urgencia de la situación.
Las autoridades han comenzado de inmediato con las investigaciones pertinentes para esclarecer las circunstancias que rodean este horrible crimen. Mientras tanto, la comunidad local se encuentra en estado de shock ante la devastadora pérdida de dos niñas y un adulto querido. Catatumbo se mantiene como una de las regiones más afectadas por la violencia en Colombia, y esta masacre es un claro reflejo de la complejo panorama de orden público que enfrenta la región. La situación es preocupante, ya que la violencia no solo afecta a individuos, sino que también desgasta las estructuras sociales y culturales de las comunidades que allí habitan.
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