Jhohan Romaña, un talentoso defensor central de 26 años, ha recorrido un fascinante camino en su carrera futbolística que comenzó en la cantera del Independiente Medellín. Después de su paso por varios clubes importantes, como Guaraní, Austin y Olimpia, ha logrado destacarse en el equipo de San Lorenzo en Argentina. Sin embargo, a pesar de su éxito actual, Romaña ha compartido sus aspiraciones de jugar para el club Millonarios, un sueño que acaricia desde hace tiempo.
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En una reciente entrevista concedida a Caracol Sports, Romaña abrió su corazón sobre sus experiencias y deseos en el mundo del fútbol. Confesó: «Tengo dos clubes tan buenos, obvios, con el Medellín, que me quedé con la espina de que podría dar más, que podría consolidar allí. Quiero ir en un momento de mi vida allí, pero si me preguntas hoy, Millonarios sería para mi padre. Es un sueño que mi viejo tiene y espero que Dios me dé la oportunidad y el tiempo para cumplir esa promesa y ese sueño que tenemos.»
Este sentimiento de gratitud hacia su padre es evidente en sus palabras, y detalló cómo su padre ha sido un pilar fundamental en su carrera. Añadió: «Siempre me dice, hijo, en cualquier momento de tu carrera, quiero que te vayas a Millonarios. Me convertirías en el hombre más feliz del mundo. Y bueno, sí, desde la infancia, me dijo que antes de comenzar toda esta aventura de ser profesional, espero que algún día pueda cumplir con eso a mi viejo.»
Jhohan también reflexionó sobre la dura realidad de surgir en el mundo del fútbol profesional. Compartió: «La verdad es que es un milagro; me considero un milagro vivo en el fútbol y estoy agradecido con Dios por darme la resistencia y ayudarme a superar todos estos obstáculos en mi vida que me han ayudado a vivir este hermoso regalo.»
Es evidente que cada paso que Romaña ha dado en su carrera ha sido motivado por una profunda pasión por el fútbol y el deseo de hacer feliz a su familia. Su historia nos recuerda la importancia de la familia en la vida de un deportista y cómo los sueños pueden trascender más allá del ámbito profesional. La conexión emocional que tiene con sus raíces y sus aspiraciones futuras lo convierten en un jugador con un propósito claro: alcanzar sus metas mientras honra a quienes lo han apoyado desde el principio.
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