El reciente terremoto ha tenido un impacto devastador en la infraestructura del país, provocando el colapso de un puente esencial que sirve como un vital corredor de comunicación en la región afectada.
Escritura web/ln
La Junta Militar Birmana ha dado a conocer cifras alarmantes, estimando que al menos 200 personas han perdido la vida y 730 han resultado heridas a causa del poderoso terremoto de 7.7 grados que ha devastado el centro del país. Debido a la magnitud de los daños, se ha declarado oficialmente una situación de emergencia en las áreas más afectadas.
El portavoz de la junta, Zaw Min Tun, se presentó ante medios de comunicación, incluyendo Efe, y proporcionó detalles acerca de las víctimas, resaltando la urgencia de la situación. Curiosamente, hizo un llamado inusual para solicitar apoyo internacional en respuesta a este potente terremoto, que también ha dejado su marca en la vecina nación de Tailandia, donde se reportaron muertes y daños significativos.
En un discurso transmitido por la televisión estatal, el líder militar, Min Aung Hlaing, ofreció números que confraternizan con los reportados por Zaw Min Tun, indicando que actualmente hay un saldo de al menos 144 muertes confirmadas, además de 732 personas heridas. “Se espera que el número de muertos y heridos continúe aumentando”, advirtió el líder del régimen militar, destacando la magnitud de la tragedia y la necesidad inmediata de asistencia humanitaria en las áreas afectadas.
Desglosando la situación geográficamente, se reportaron 96 muertes en Naipyidó, la capital de Birmania, mientras que en la región central de Sagaing se contabilizaron 18 vidas perdidas y 30 más en Kyaukse, ubicada en la región de Mandalay. Estos datos resaltan el impacto desproporcionado del sismo en diferentes localidades, subrayando la naturaleza devastadora de este fenómeno natural.
Las autoridades locales están trabajando incansablemente en la evaluación de daños y en la búsqueda de sobrevivientes, mientras que los organismos de socorro internacionales están atentos a la situación, ofreciendo asistencia y recursos donde sean más necesarios. El desastre ha resaltado la vulnerabilidad de la infraestructura del país y la necesidad urgente de reforzar los planes de emergencia y respuesta ante desastres naturales en el futuro.
A medida que la comunidad internacional observa lo que se desarrolla en Birmania, la cooperación y la solidaridad global se vuelven cruciales para ayudar a los afectados a recuperarse de esta tragedia. La reconstrucción de la infraestructura dañada, así como la atención a los heridos, requerirá un esfuerzo colectivo que abarque tanto la ayuda humanitaria inmediata como los planes de reconstrucción a largo plazo.