En una reciente entrevista de radio, el ministro del interior, Armando Benedetti, compartió su experiencia personal sobre su primer encuentro con la cocaína, un acontecimiento que marcó el inicio de su larga y difícil lucha contra la adicción a las drogas. Este episodio ocurrió durante la década de 1980, un período caracterizado por la intensa presencia de las drogas en la cultura social y musical de la época. En 1985, Benedetti recordó haber probado esta sustancia por primera vez en compañía de amigos, un momento que definió como crucial en su vida. «Teníamos cuatro años de amistad, obtuve un poco de la droga y decidí probarla. Fue en 1985, cuando había mucha música hablando sobre las drogas, y después de experimentar con eso, regresé a casa», confesó el ministro, abriendo una ventana a su pasado y a los desafíos que enfrentó.
Desde entonces, Benedetti ha sido muy transparente sobre su proceso de rehabilitación, que incluyó un tratamiento intensivo en México. Hablando con franqueza, el ministro explicó cómo al principio la experiencia con la droga pareció ser algo social y divertido, pero con el tiempo derivó en un problema serio que lo aisló de sus seres queridos. «La buena percepción de la droga duró poco tiempo; al principio, te hace sentir más sociable, pero lo que no ves venir es cómo te va aislando de las personas que te rodean», reflexionó. Estas palabras no solo revelan su sufrimiento personal, sino que también se convirtieron en un punto de referencia para muchos que luchan con la adicción.
En su relato, el ministro destacó que muchos adictos comienzan su viaje con la ilusión de que la droga será una fuente de alegría y conexión, solo para darse cuenta más tarde de que, en realidad, les roba lo más valioso: sus relaciones y bienestar emocional. «La experiencia termina mal para muchas personas, y es difícil volver a encontrar la normalidad», subrayó, enfatizando la seriedad de la situación que enfrenta la sociedad en relación con el consumo de sustancias. Además, en un tono más relajado, Benedetti se refirió al consumo de marihuana, afirmando con humor: «Esto es para una estadía». Esta frase, aunque dicho en tono de broma, refleja una noción más amplia sobre la percepción social del uso de drogas y su regulación.
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