La administración Trump ha hecho un retorno inesperado y marcado en la guerra comercial con China, una disputa que ha afectado a ambas economías de manera significativa. A partir del 5 de abril, Estados Unidos implementó aranceles del 10% sobre una serie de productos, incluyendo teléfonos móviles, computadoras y componentes electrónicos esenciales, tales como tokens y memorias. Sin embargo, se eximieron de tarifas los teléfonos móviles y las computadoras, lo que se presenta como una noticia alentadora para los consumidores y para gigantes tecnológicos como Apple, que dependen de la producción en fábricas en Asia.
Este anuncio provino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), y ha sido recibido como un alivio por muchas empresas y consumidores. Dan Ives, analista de valores de Wedbush, señaló que «esta decisión elimina una enorme nube negra sobre el sector», lo que destaca la presión que enfrentaban las empresas tecnológicas estadounidenses debido a los aranceles impuestos anteriormente.
«Esta decisión elimina una enorme nube negra sobre el sector», dijo Dan Ives, analista de valores de Wedbush.
Apple, el gran beneficiario del alivio del arancel
La medida adoptada representa un impacto significativo y positivo para las empresas de tecnología en los Estados Unidos. Se estima que alrededor del 90% de los iPhones y aproximadamente el 80% de los iPads se ensamblan en China. Apple, que ha enfrentado una pérdida de más de $640,000 en el mercado de valores desde abril, ha logrado evitar un golpe financiero más contundente gracias a esta suspensión de aranceles.
La lista de productos liberados incluye no solo teléfonos inteligentes, sino también monitores, pantallas planas, unidades flash y tarjetas de memoria. Es importante destacar que este alivio se aplica exclusivamente a aquellos productos que han dejado las tiendas de origen o que han sido introducidos en los Estados Unidos desde el 5 de abril.
Cabe mencionar que este anuncio se produce pocos días después de que Trump impusiera un arancel del 145% sobre productos importados desde China, lo que provocó una represalia por parte de Beijing, que implementó un impuesto del 125% sobre mercancías estadounidenses.
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China reacciona con dureza: 125% de los aranceles
La respuesta de Beijing no se hizo esperar. A partir del sábado, se anuncia una nueva tarifa del 125% para todos los productos estadounidenses, lo que refleja la creciente tensión entre las dos naciones. Lin Jian, portavoz del gobierno chino, advierte que su país no teme participar en esta guerra comercial.
«Si Washington quiere un diálogo, deja de presionar».
El conflicto comenzó en 2018, durante el primer mandato de Trump, y ha escalado desde entonces. Este resurgir de políticas arancelarias se ha llevado a cabo con el objetivo de restaurar la industria nacional, así como para abordar cuestiones de inmigración ilegal y tráfico de drogas.
¿Fin de la guerra comercial o una pausa táctica? A NOSOTROS
Aunque Trump ha suspendido temporalmente algunos aranceles relacionados con otros países, mantiene su confrontación con China. La liberación de tarifas sobre teléfonos móviles y computadoras parece ser una estrategia diseñada para calmar a los mercados y proteger la tecnología estadounidense, sin ceder ante Beijing.
Los analistas coinciden en que este alivio puede abrir nuevas oportunidades para la negociación, especialmente en sectores sensibles como la tecnología, donde la dependencia de China continúa siendo innegable. Por el momento, los consumidores celebran el alivio en sus bolsillos, mientras que Wall Street respira un poco más tranquilo, a la espera de señales claras en este complejo enfrentamiento económico entre las dos mayores economías del mundo.
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