Afganistán sacrificó un poderoso terremoto, causando la muerte de al menos 1,000 personas y dejando más de 1,500 heridas, mientras que las réplicas de terremotos aún sacuden la región, empeora la situación. El epicentro del desastre se registró en las provincias de Herat y Badghis, en el noroeste del país, cerca de la frontera con Irán. Según las autoridades locales, el tamaño del terremoto fue de 6.3, un evento que tuvo lugar por la tarde e influyó en las zonas urbanas y rurales.
Los equipos de emergencia todavía están buscando sobrevivientes debajo de los escombros, y las primeras horas después del desastre fueron cruciales para localizar a las víctimas encarceladas. Sin embargo, el trabajo es complicado debido a la falta de recursos y a la dificultad de acceso a algunas áreas distantes en las que los caminos eran difíciles para los deslizamientos de tierra.
El gobierno afgano y varias organizaciones internacionales comenzaron a coordinar los esfuerzos para ayudar a las víctimas, pero la tierra herida y la situación política inestable del país dificultan reaccionar de manera rápida y efectiva. Se espera que las réplicas continúen en las próximas horas, lo que causó miedo entre los residentes de las áreas afectadas.
La comunidad internacional expresó solidaridad con los afganos, y varios países ya han ofrecido ayuda en forma de suministros de emergencia, equipos de emergencia y apoyo financiero. El tamaño de la tragedia enfatiza la susceptibilidad del país a los desastres naturales, especialmente en el contexto en el que la infraestructura de salud y asistencia se debilita después de años de conflicto.
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