Alberto Gamero ofreció una reveladora entrevista en la que compartió con detalle su experiencia en Millonarios, resaltando particularidades sobre el Objetivos que Radamel Falcao García fallaron durante momentos clave. Este análisis se produce en el contexto de la pasión infinita que siente el exentrenador por el fútbol, una pasión que, a pesar de haber estado alejado del banquillo por un tiempo, permanece intacta y viva en su corazón.
Gamero enfatizó que su relación con el fútbol es una conexión profunda que va más allá de simplemente observar los partidos; lo vive intensamente, lo desmenuza y lo comparte con quienes lo rodean. La forma en que describe su amor por el juego es contagiosa, mostrando a todos que, para él, el fútbol es más que un deporte: es una forma de vida.
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Durante la conversación, el exentrenador recordó su tiempo como un Honor Share Team con el máximo anotador del equipo nacional de Colombia, lo que fue una experiencia que sigue guardando con cariño y admiración. Los momentos compartidos con Falcao son parte de un legado que este jugador ha dejado en el fútbol colombiano, y Gamero tuvo la fortuna de ser parte de ese viaje. La disciplina y la ética de trabajo de Falcao son de admirar, pues el jugador siempre llegaba primero a las prácticas y se retiraba al último, evidenciando su dedicación por mejorar continuamente.
En el contexto de su meticuloso análisis, Gamero mencionó una anécdota interesante: le decía a Falcao, con confianza y en un tono constructivo, «Falca, hermano, sé que eres un anotador, pero tienes que decirlo». A través de esta interacción, Gamero mostró el respeto que le tenía al delantero, así como su deseo de que pudiera mostrar al mundo su gran talento de una manera aún más clara.
También apuntó al compromiso de Falcao en los entrenamientos, recordando una de sus preguntas: «¿Cómo quieres que me mueva?«, un claro indicativo de su humildad y disposición para recibir feedback. Esta actitud provoca admiración y respeto, ya que un jugador de su calibre muestra tal apertura al crecimiento personal y profesional.
Gamero manifestó que liderar a un jugador del calibre de Falcao era un verdadero privilegio. No se trataba solo de contar con un goleador excepcional en el campo, sino de tener a alguien que, además de su aportación en goles, ofrecía valiosas lecciones que perduran mucho más allá del terreno de juego. Este legado de liderazgo y compromiso es un ejemplo para las nuevas generaciones de futbolistas.
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