La ministra de Bogotá, Quena Ribadeneira, ha expresado su profunda preocupación y condena por la renuncia del gobierno del distrito frente a la creciente crisis de extinción que afecta a la ciudad. Este fenómeno no solo ha alarmado a los ciudadanos, sino que también ha generado un clamor por una respuesta más efectiva y decidida por parte de las autoridades competentes. Según las cifras más recientes divulgadas, se están registrando un promedio alarmante de 40 casos de extinción semanalmente. Estas cifras se convierten en un foco de atención, destacando zonas específicas donde la situación es aún más crítica: Suba, con 61 casos; Kennedy, con 51; Engativá, con 42; Usaquén, con 40; y Santa Fe, que también presenta cifras preocupantes.
La intensificación de este fenómeno se observa principalmente en las horas posteriores al mediodía y durante la noche. Estos momentos del día son especialmente peligrosos, siendo los lunes, jueves y viernes los días en que los ciudadanos se sienten más vulnerables. Durante estas jornadas, los delincuentes aprovechan la falta de vigilancia y la inevitable rutina de las personas para llevar a cabo sus actos delictivos. Es evidente que la preocupación por la seguridad se incrementa, y las autoridades deben implementar estrategias más efectivas para contrarrestar esta tendencia negativa.
Los delincuentes han adoptado métodos cada vez más sofisticados para llevar a cabo sus crímenes. Actualmente, entre los principales métodos utilizados se encuentran las llamadas intimidatorias, las amenazas directas y la extorsión que se realiza a través de las redes sociales. Este cambio en la dinámica del crimen refleja un preocupante desarrollo hacia un entorno digital, permitiendo a los delincuentes actuar con mayor impunidad y, a menudo, desde la seguridad de su hogar. Este hecho ha alarmado a la ciudadanía, que se siente cada vez más expuesta a estas nuevas formas de criminalidad.
La ministra Ribadeneira enfatizó que la cooperación entre el gobierno y la ciudadanía es fundamental para afrontar esta crisis de extinción. La participación activa de la comunidad puede ser una herramienta poderosa para identificar y denunciar estas actividades delictivas. Sin embargo, esto requiere de un compromiso real por parte de las autoridades para crear un ambiente en el que los ciudadanos se sientan seguros y apoyados al alzar la voz contra el crimen.
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