
La reciente batalla en el Senado ha causado un impacto profundo en las consultas populares en Colombia, y el ministro del Interior, Armando Benedetti, no ha escatimado esfuerzos en manifestar su descontento. El miércoles 14 de mayo, el Senado de la República tomó una decisión crucial al rechazar con 49 votos en contra y 47 a favor la propuesta de consulta popular planteada por el presidente Gustavo Petro. Este revés significativo no solo representa una derrota para el gobierno, que esperaba avanzar en 12 preguntas esenciales sobre reformas estructurales, sino que también deja claro el clima de tensión política que se vive en el país. La sesión, que inicialmente se convocó con la intención de discutir la revocación de una apelación —en un intento por revivir una reforma laboral—, se tornó en un episodio de división y descontento, marcado por quejas sobre irregularidades que continúan remeciendo el ámbito político nacional.
Durante la votación, la atmósfera en el legislativo alcanzó un punto de alta tensión. En medio de esta controversia, el ministro Benedetti se vio envuelto en un enfrentamiento directo con el Secretario del Senado. Esta disputa fue documentada y amplificada por la congresista Jennifer Pedraz, quien capturó la reacción explosiva de Benedetti. Tanto en redes sociales como en medios de comunicación, se empezó a notar un ambiente de confrontación, con miembros del bloque oficial condenando lo que consideran una manipulación escandalosa del resultado de la votación.
La pelea en el Senado hundirá consultas populares, y Benedetti va a los golpes
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En un giro dramático, Benedetti no dudó en críticar públicamente lo que él considera un fraude en la votación. De acuerdo con su versión de los hechos, se cerró el registro de votantes anticipadamente en el momento en que la mayoría a favor de la consulta comenzaba a consolidarse. «Hicieron trampa hoy», afirmó vehementemente. Además, afirmó que el voto del senador Edgar Díaz fue alterado de manera arbitraria, cambiando su respuesta de «sí» a «no» sin ofrecer justificación alguna. Estas acusaciones han elevado la tensión y abierto la puerta tanto a disputas legales como políticas en un contexto ya de por sí complicado.
Más tarde, Benedetti decidió llevar sus quejas más allá del Senado, anunciando su intención de presentar demandas ante el registro electoral y la oficina del fiscal general. Afirmó que no se respetaron los tiempos adecuados para votar y que la apelación presentada se utilizó como una táctica de desvío para interceptar la votación. Además, subrayó que el senador Pedro Pizano ya había hecho una apelación formal en el Congreso. Frente a este panorama, Benedetti expresó con firmeza: «La gente solo tiene un camino de la calle».
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Dada esta situación, el gobierno se encuentra en preparación para ofrecer una respuesta institucional, además de movilizar el apoyo de los ciudadanos en las calles. Ante estas quejas, el presidente Gustavo Petro ha convocado a organizaciones sociales, sindicales y populares para que se movilicen y defiendan lo que consideran la soberanía del voto. La controversia en torno al hundimiento de las consultas populares ha reavivado un debate esencial sobre la transparencia en el Congreso, el papel de sus directivas, y los mecanismos de participación ciudadana en Colombia, un aspecto crucial para la democracia del país.
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