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Sure! Here’s a revised title with synonyms: «Police Gaula, dismantled ‘the deceptions’: dedicated to coercion and theft – additional.»

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La Policía Nacional, a través de la Unidad de Investigación de Gaul en la ciudad de Ibagué, ha llevado a cabo un operativo significativo en colaboración con la oficina de un fiscal especializada, que coincide con un contundente golpe al crimen organizado. Este esfuerzo ha conducido a la desarticulación de un grupo delictivo conocido como «Los LOS Final», que se dedicaba a la extorsión a través de la modalidad del servicio falso, una técnica particularmente insidiosa y peligrosa que afecta a numerosas personas.

Después de más de diez meses de meticulosas investigaciones, los agentes de Gaula realizaron un total de 37 actividades enfocadas en acciones judiciales e inteligencia. Estas actividades incluyeron la intercepción de comunicaciones, entrevistas a testigos, inspecciones técnicas y la búsqueda selectiva en bases de datos de compañías telefónicas. Este arduo trabajo permitió finalmente lanzar la operación masiva para capturar a los miembros de este grupo criminal, que habían estado operando en la sombra durante mucho tiempo.

Aproximadamente a las 05:00 de la mañana, más de 50 uniformados de la Policía llegaron a los distritos de San Martín y Jordán, específicamente al octavo escenario, donde se llevó a cabo la invasión de dos viviendas. En esta acción, se logró la captura de tres hombres que eran buscados por las autoridades como presuntos culpables de varios crímenes. Estos delitos incluyeron un concierto para cometer delitos relacionados con el secuestro, así como el uso ilegítimo de armas de fuego, calificado y agravado, lo que resalta la peligrosidad de estos individuos.

Los capturados fueron identificados como:

Juan David López Bocanegra, conocido en su entorno como «El Flaco». Este individuo contaba con un historial criminal que incluía delitos como violencia doméstica y la explotación de menores en actividades delictivas. Se estableció que era el líder de la estructura delictiva y fue responsable del contacto inicial con las víctimas a través de plataformas en redes sociales, donde publicaba anuncios atractivos sobre la venta de motocicletas a precios increíblemente bajos. Una vez que un posible cliente mostraba interés, «El Flaco» les citaba en lugares periféricos de la ciudad de Ibagué y la comuna Alvarado.

Nelson Enrique Ospina Galicia, de 35 años, fue capturado en la 46ª carrera del Distrito de San Martín y contaba con antecedentes por delitos como la transferencia ilegal de armas de fuego, entre otros. En la organización, ocupaba el rol de recibir a las víctimas en las cercanías de los lugares donde «El Flaco» las había citado, disfrazando su papel como administrador o mayordomo agrícola. Sin embargo, su verdadera intención era llevar a las víctimas hacia áreas rurales, donde, junto a otros cómplices, las intimidaban con armas de fuego.

Ariel Herrera Osorio, de 51 años, fue capturado en la calle 74B en el Distrito Jordán 8. Su función en la organización era transportar a las víctimas en su vehículo privado, recolectándolas en la ciudad de Ibagué y llevándolas, en muchos casos, a regiones rurales en el distrito de Totumo.

La investigación comenzó tras la denuncia de una de las víctimas. En este sentido, la Policía Nacional, con el apoyo de la Oficina del Fiscal Especialista, dio inicio a un exhaustivo proceso para identificar y apresar a los responsables de este tipo de extorsión, que se basaba en servicios fraudulentos y amenazas para obtener dinero de sus víctimas.

Conforme a la investigación, «El Flaco» emergió como el líder del grupo criminal, quien utilizaba las redes sociales para atraer a las víctimas mediante anuncios sobre motocicletas. Una vez que lograba captar el interés de una persona, las citaba en ubicaciones específicas, donde otro miembro del grupo se encargaba de establecer un contacto personal, logrando convencer a las víctimas para que se desplazaran a áreas preventivas.

Al llegar a las zonas rurales de Ibagué y el municipio de Alvarado, las víctimas eran amenazadas con armas de fuego. Esto les permitía grabar vídeos y tomar fotografías, las cuales eran enviadas a sus parientes más cercanos como forma de presión, exigiendo dinero a cambio de su liberación. Las detenciones de las víctimas podían durar entre 4 y 8 horas en condiciones de alta tensión antes de que finalmente se les liberara y desaparecieran del lugar de los hechos.

Las extorsiones variaban en monto, oscilando desde cinco millones de pesos (USD 5,000,000) hasta cien millones de pesos ($ 100,000,000), lo que pone de relieve la magnitud del problema y el impacto que este grupo delictivo tenía en la comunidad.

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